Estamos acostumbrados a pensar
en la Matrioshka como en un souvenir tradicional ruso.
Sin embargo, llegaron a Rusia hace unos 100 años.
Su origen podemos encontrarlo en la cultura oriental.
Desde China pasaron a Japón en forma de las famosas representaciones en madera de las deidades niponas.
Así, en 1890, la esposa de Mamontov -un propietario de un taller de juguetes para niños-, regresó de Japón con una figurilla del sabio budista Fukuruma. Y dentro de ésta resultó haber cuatro figurillas más: los aprendices del sabio.
A Mamontov le gustó la idea y empezó a trabajar en sus propias figurillas.
Hay diferentes versiones sobre cómo estas muñequitas de madera terminaron siendo lo que hoy conocemos como Matrioshka. La más curiosa cuenta que, en la finca de los Mamontovy, servía una mujer llamada Matriona, madre de una gran familia. La primera de las muñequitas resultó parecerse a ésta y empezaron a llamar a la figurilla
"Matrioshka"
(de Matriona o de la palabra мать - madre).
Esta primera matrioshka rusa se encuentra hoy día en el museo de Serguei Posad, en la región de Moscú.